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Mientras la electromovilidad en México avanza paulatinamente, el transporte refrigerado enfrenta presiones derivadas de compromisos ambientales internacionales, cambios regulatorios en mercados externos y nuevas exigencias en la operación de las cadenas de suministro.

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En México se tiene la meta de que el 50% de las ventas de vehículos ligeros sean eléctricos para 2030, pero este comportamiento está lejos de eflejarse con la misma intensidad en el segmento de carga con temperatura controlada.

Un informe de la firma Thermo King, indica que las unidades que operan cadenas de frío mantienen consumos energéticos altos y una participación relevante en las emisiones del transporte terrestre.

En otras regiones, como Estados Unidos, el avance regulatorio es más acelerado. La California Air Resources Board estableció la eliminación progresiva de sistemas diésel en unidades de refrigeración y fijó que, a partir de 2029, las flotas deberán operar con equipos de cero emisiones, según se explica en la información compartida por el proveedor global de sistemas de refrigeración para transporte.

Este marco transforma la operación de compañías que participan en el comercio internacional, ya que las cadenas logísticas que conectan México con Estados Unidos deben alinearse con los criterios ambientales establecidos.

México, según se indica en el reporte, mantiene un rezago en la adopción de tecnologías eléctricas aplicadas a la refrigeración, pero se encuentra ante un punto de presión por el nearshoring y las demandas de trazabilidad ambiental solicitadas por clientes globales.

Transición operativa

Las soluciones eléctricas para refrigeración incluyen sistemas de cero emisiones, baterías de alto rendimiento, operación silenciosa y esquemas auxiliares que eliminan el consumo de combustible.

Thermo King, que forma parte de Trane Technologies, advierte que dichas tecnologías permiten cumplir regulaciones, reducir emisiones y mantener la estabilidad térmica del producto durante el trayecto. Para flotas que operan en zonas urbanas, la reducción de ruido facilita entregas nocturnas y una integración logística con menor impacto local.

Los modelos de financiamiento verde y los incentivos internacionales amplían la viabilidad de adopción. El sector identifica que la transición no depende únicamente de la disponibilidad tecnológica, sino de la planeación de infraestructura y del rediseño de procesos logísticos que permitan operar unidades eléctricas de forma continua.

Nuevo estándar

La electromovilidad se integra como un criterio de competitividad para empresas que participan en cadenas de exportación y distribución de productos perecederos, farmacéuticos o de comercio electrónico.

La necesidad de documentación ambiental, la presión regulatoria y la reorganización logística marcan un cambio estructural. La adopción de sistemas eléctricos para refrigeración abre una ruta donde la eficiencia energética y el cumplimiento normativo operan como elementos centrales de una cadena de frío alineada con exigencias internacionales.

Las consideraciones del reporte concluyen que la transformación avanzará conforme los actores logísticos integren nuevas tecnologías y ajusten su infraestructura. Eeste proceso fijará prácticas de operación y nuevos estándares para la movilidad de productos con temperatura controlada en la región.